La sociología de la literatura ha cobrado, en los últimos años, una importancia muy superior a la literatura concebida como arte y como disciplina académica para potenciar los hábitos lectores. Esta es la irónica visión del autor, para quien las medidas de carácter docente e institucional que aspiran a impulsar la lectura deben estar complementadas y hasta subordinadas a asociaciones positivas y sugerentes, propias del discurso publicitario, más acorde con la sociedad de consumo que con los saberes humanísticos.